LA PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA EN
LA COMUNIDAD EDUCATIVA, COMO APRENDIZAJE HACÍA LA CIUDADANÍA; La comunidad del
Liceo Ríos de Chile ante la problemática nacional en la crisis de la educación
pública 2011.
ALEX
GIOVANNI DÍAZ VILLOUTA
FEBRERO
29 DE 2012.
CIUDAD DE
LIRQUÉN
REGIÓN
DEL BIO-BIO
CHILE.
INTRODUCCIÓN:
“La naturaleza de la práctica educativa… no permiten que sea neutra, sino siempre política…”
Freire, Paulo: La educación en la ciudad.
“La naturaleza de la práctica educativa… no permiten que sea neutra, sino siempre política…”
Freire, Paulo: La educación en la ciudad.
Nuestra naturaleza humana nos
invita a la socialización, no podemos vivir en un estado individualista ni
pensar que existe una remota posibilidad que la autarquía personal es una
solución a la gran problemática local, nacional e internacional. No podemos
cerrar las fronteras para demarcar una “sana seguridad”.
Nuestras democracias
latinoamericanas se han construido de una forma desigual, la élite que ha
imperado desde el siglo XIX hasta nuestra actualidad se a mimetizado de
distintas formas en nuestro territorio. En lo político a entregado espacios de
“participación” a medida de lo posible[1],
a medida de los que se entregue, en definitiva, una democracia vigilada.
Éste trabajo busca evidenciar que
a pesar del orden establecido por la élite (la misma del siglo XIX), existen
experiencias actuales que tienen un origen digno de destacar, ya que surgen
desde espacios educacionales altamente discriminados y contradictoriamente presentados
como fracasos por ser parte de la tan “Educación Pública”.
La conceptualización de comunidad,
por nosotros, llega a niveles de alta envergadura, luego de propiciar una real
participación y principalmente reconocerse como integrante de la misma
(comunidad) , asumiendo que se tienen objetivos comunes, problemas comunes y
sometidos a estructuras por agentes dominantes comunes.
DESCRIPCIÓN:
En trabajos anteriores presenté
una descripción de un proyecto investigativo experiencial denominado “Escuela
de pobres”[2],
dicha tesis plantea en primer lugar una identificación de elementos en común,
que nuestra comunidad educativa se compone de personas que suman historias en
sentido identitario y que se enfrentan a episodios de transito, bajo un
denominador, el conflicto social frente a la élite dominante (los no
pobres).
Esta comunidad educativa (escuela
de pobres), posee una forma de trabajo participativa y generadora de ideas, que
buscan entregar un desarrollo integro a cada uno de sus participantes, fue así
que en episodios coyunturales (pero de larga data) sobre el problema educación
pública, iniciado por diferentes sectores como: estudiantes universitarios,
secundarios, docentes, padres y apoderados, se manifestó nuestra comunidad no
solamente con el adherir muy por el contrario, se gestó un nuevo espacio y
mecanismo de participación, esto es: Gobierno
Triestamental en la toma de decisiones.
Ahora, ¿cómo se logra esta
triestamentalidad, en un Chile altamente autoritario?
En primer lugar identificando los
mecanismos que entrega la autoridad administrativa[3]
Consejos escolares y aportando desde la
propia experiencia comunitaria. La fisonomía estructural de la comunidad se
organizó de la siguiente forma:
a.
Consejo
de profesores: Instancia colegiada, compuesta por los docentes que tienen
responsabilidades pedagógicas, técnicas y administrativas. Se designó un
delegado que representaba a los profesores vía votación directa.
b.
Consejo
de estudiantes: Integrada por la totalidad de estudiantes, pero con participación
exclusiva del ciclo mayor (7º básico, 8º básico, 1º medio, 2º medio, 3º medio y
4º medio), ellos eligieron vía votación secreta y universal a una
de las dos listas participantes, en total 5 estudiantes son los
representantes asesorados por un profesor[4].
c.
Consejo
de Apoderados y apoderadas: Integrada por los padres y apoderados de los
estudiantes, ellos se eligen por medio de votación secreta y universal, luego
se seleccionan 5 apoderados quienes representan a su cuerpo colegiado. Existe
un profesor asesor[5]
Sin embargo, esta instancia es
utilizada en gran parte del territorio nacional solamente para informar y
cumplir con la ley, manteniendo un sentido simbólico y lejos de ser una
instancia de formación ciudadana es visto como un mero trámite.
“Se plantea un debate, que hoy nos atraviesa, sobre qué
significa formar ciudadanos activos, críticos, reflexivos: sujetos políticos.[6]”
Nuestra comunidad utilizó la
instancia legal y concedió instancias de participación directa y resolutiva en
aspectos de toma de decisiones, principalmente en el proceso de movilización
nacional, cada instancia entregaba su posición en los llamados a paro nacional
u otra estrategia coyuntural referida al problema en cuestión. Con ello el
sentir comunitario recobra un valor transcendental en el quehacer de la
convivencia y respeto mutuo. Se opto literalmente por entregar las herramientas
necesarias para la formación de estudiantes ciudadanos, nadie es más importante
que el otro, todos somos uno, la comunidad educativa. Comprendemos que la
comunidad (educativa) logra integrarse a una sociedad que no es el fiel reflejo
de la primera. Nuestro caso, el chileno, muestra con mucho asombro que la sociedad
ciudadana nacional fue sobrepasada por la participación comunitaria de los
estudiantes que dieron cátedra al país y al mundo.
La escuela sería una comunidad y es una sociedad que enseña
que más allá de las comunidades existen reglas societales que les permiten
coexistir con otras, que le posibilita a cada uno hacer sus elecciones, tener
sus gustos, sus deseos pero que también permite vivir juntos y darse un marco común.[7]
Es muy importante señalar que en
el caso nuestro de la experiencia lo más complejo de aceptar esta forma de
organización fueron los profesores, indicando que no compartían la equivalencia
de rol con los estudiantes y padres – apoderados observándose en un primer
momento cuestionamientos a esta nueva fisonomía en la toma de decisiones, se
logró justificar y principalmente hacer entender, a los profesores, que la situación
en que se encuentra la educación pública es una responsabilidad ciudadana y sin
la participación de los propios ciudadanos solamente estaríamos en un conflicto
gremial, y que con ello llevaría al movimiento a un rotundo fracaso.
Con el tiempo, se logró afiatar
los lazos y difundir el modelo de trabajo dentro de la comuna proyectándolo
hacia otras latitudes, generando principalmente dentro de la comunidad
instancias de representatividad y por sobre de manera responsabilidad hacia una
verdadera vocación cívica, principalmente en quienes han sido señalados como
ajenos a la política contingente y despreocupados por la cruda realidad, los
jóvenes.
La educación del ciudadano, la transmisión de la cultura y el
desarrollo del conocimiento serían puntos de atención y de utopía, ya de por sí
difíciles de abrochar porque plantean exigencias contradictorias. Y a ello ha
venido a sumarse el último legado de la modernidad que es la preparación para
el mundo del trabajo o para la actividad productiva.[8]
Nuestra propuesta de trabajo
(como docentes) hacia la conformación de una sociedad integrada a la
“verdadera” política nacional se sustenta por dejar de autodenominarse
funcionarios de la educación amparados por la legalidad contractual y laboral,
muy por el contrario se asume la responsabilidad de ser agentes sostenedores de
la transformación de la sociedad influyendo directamente en las nuevas
comunidades educativas democráticas y participativas por ende integradora.
El gran desafío sería rescatar la idea del docente como
sujeto político que está en la base de cualquier planteamiento emancipador,
admitiendo la tradición cultural, depurándola, univerzalizándola y no
haciéndola fundamentalista.[9]
ANALISIS DE LA EXPERIENCIA:
Nuestro
objeto de estudio (comunidades educativas dentro del hacer política) se sitúa
en un contexto socio-cultural como los existentes en gran parte de nuestra
Latinoamérica, en donde sin mayores complicaciones se logra observar la gran desigualdad social, con
atisbos de escándalo y la eterna dominación de la élite (poseedora de capitales
y poderes políticos, desde nuestra lógica: seudo-democráticos). Este tipo de
contextos son impuestos y avalados para sostener el sistema de gobierno
amparado por los poderes cómplices que dan la puesta en escena de nuestra cruda
realidad.
En
la clase 14 de nuestro diplomado, nos entrega una referencia contextual en
Latinoamérica marcando un notorio alejamiento de la ciudadanía participante y
por ende de un descenso se aceptación a los gobiernos de turno.[10]
Según el informe Latinobarómetro (2007) el apoyo a la democracia en América Latina ha fluctuado
entre el 58% en el año 1995, 63% en 1997, 48% en el 2001, para alcanzar un 54%
en el año 2007. En cambio, los partidos políticos tienen a fines del 2007 un
índice de confianza promedio en la región del 20%, al cual llegan luego de un
piso del 11% en el 2003.[11]
Nuestra
educación es heredera de la gesta de muchos anónimos y connotados ciudadanos que han señalado que el pueblo
tiene que ser educado, instruido y disciplinado
para dar el paso de barbarie a civilizados, y que más tarde ostentarán
la categoría de instrumento político, a partir de la década del 40 (siglo XIX) con la fundación de la
escuela normal de perceptores (1841) y la creación de la Universidad de Chile
(1842) que ejercerá la superintendencia de la Educación pública en
todos sus grados[12].
En este contexto emerge desde un sector de la elite aristocrática,
grupos que visualizan que la educación es esencial dentro un esquema de orden y
control social (más que la mera represión pura y casta), tal fue el caso de la
conocida sociedad de instrucción primaria (con fuerte presencia conservadora)
que desde una visión unilateral y vertical se proponía “desasnar al pueblo”
y, por el otro lado la sociedad de la igualdad que apuntaba establecer
alianzas con sectores populares[13].
Los escasos avances en materia educacional eran incomprendidos y
combatidos. Para un sector de la clase dirigente, por ejemplo, la ampliación de
la instrucción primaria no era bien vista[14],
pero con el transitar del tiempo son incentivadas numerosas
iniciativas de sectores (liberales) de la elite dirigidas al mundo popular,
estaban orientadas a satisfacer una cierta demanda social en el plano de la
oferta de educación. Esta demanda se había expresado a lo largo del período
republicano de modo soterrado. (…).Durante los gobiernos decenales de Bulnes y
Montt, período agitado en lo que respecta a iniciativas relacionadas con el
fomento de la instrucción primaria, se había hecho peculiarmente visible esta
demanda social por educación en cartas dirigidas al Gobierno[15].
El devenir histórico del siglo XX
no fue más esperanzador, más aún, en la década de los 70 se paso violentamente
de la posibilidad de una educación pública liberadora (Escuela Nacional
Unificada), a una educación pública subvencionada y dejada a la merced de cada
una de las comunas (ley de municipalización de la educación). Desde el 11 de
septiembre de 1973 concurrimos a la decadencia de la educación pública
alejándola del Estado y dejándola a la posibilidad que cada comuna pueda
organizar los recursos o que la mano privada de empresarios asuma tal categoría
de educación pública vía decreto de fuerza de ley (LOCE)[16].
El quehacer participativo quedo
truncado y evidenciando el temor social a la participación ciudadana, el
regreso a la (mala) democracia en Chile, trajo la esperanza no en la propia
sociedad, solo trajo la esperanza en los políticos que lograron escapar a la
mano mortal de la represión civil-militar. Pero ya nada fue lo mismo, la
renovación de los (ex) líderes logro
amortiguar el descontento social, dando pasos pequeños en la democracia
vigilada.[17]
Lo contemporáneo y actual nos muestra un desapego antinatural entre la clase
política- gobernante y la ciudadanía política- observante. Se logra identificar
en el caso Argentino en su constitución lo siguiente “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes”,
de esta forma la dinámica pos dictaduras en Latinoamérica buscó validar a como
fuere la gerencia política traída de Europa con el gran objetivo de frenar
cualquier atisbo de descontento social ante la creciente desigualdad que siguió
con el rumbo ya trazado por la élite.
Hemos identificado que la
respuesta oficial a la crisis en la política se verbaliza con la Crisis de la
Participación[18].
En el año 2011 Chile vivió un proceso de manifestación social apuntando al
sentido de la educación dentro del estado, las nuevas tendencias neoliberales
señalaban que el mercado regula y tranza, por tanto los consumidores-
ciudadanos “eligen”.
El gran desafío de la política contemporánea parece ser,
entonces, reconstruir las instituciones representativas
para que puedan concitar la confianza y la participación de los ciudadanos al
tiempo que se jerarquicen otras formas de participación, que combinen
instancias de control, de expresión de intereses sectoriales y de manifestación
de la voluntad popular entre elección y elección.[19]
Usando el sentido histórico del
proceso de instalación del fenómeno educacional chileno institucional relatado,
hemos querido revalorizar nuevamente la idea de la vocación social de las
comunidades educativas, que luego del proceso de maduración pos dictadura se
han reconstruido desde la base social (integrantes de cada estamento) y
principalmente validándose mutuamente por su real aporte a el proyecto,
ESCUELAS DE POBRES.
CONCLUSIONES:
Amanera de conclusiones, nos
queda ver muchas interrogantes, una de
ellas es si realmente el modelo participativo generará un cambio estructural en
los jóvenes en el transcurso del tiempo y con ello asuman un rol protagónico en
el mundo ciudadano, basando el trabajo en fines colectivos respetando la
diversidad y la equidad social. El ejercicio interno claramente marcó una grata
tendencia y trajo altos grados de responsabilidad, doblando el discurso que los
“jóvenes no estaban ni ahí”[20]
y en una gran sorpresa que todas y todos sumimos la tarea histórica de un mundo
cada día mejor.
BIBLIOGRAFIA:
·
Archivo Fotográfico Liceo Ríos de Chile.
·
Denkberg, Ariel. Cesca, Patricia. POLITICA Y EDUCACIÓN. Apuntes
clase 14 , Los saberes de la política.
·
Díaz, Alex. ESCUELA DE POBRES. Trabajo presentado en Congreso
Pedagogía 2011. La Habana. Cuba.
SOBRE EL CAMINO REALIZADO:
Han sido meses de arduo trabajo,
meses de una saturación extrema. Entre la rutina y el RITO.
Valoro con una categoría
significativa al rito, la instancia de seguir en pie y principalmente el
aliento de quien asumió la tarea de apoyarme constantemente, de invadirme en mi
ánimo y de no decaer en su vital empuje.
El trabajo final significo una
simbiosis de lo que era necesario entregar, repensar que los caminos en
educación son miles, pero uno solo me lleva a la meta necesaria, la que logra
construir y no reproducir, la que logra energizar y no decaer.
Tengo la certeza que ya nada será
igual, que las lecturas me llevarán una y otra vez a la relectura de cada una
de los módulos, a buscar lo no evidente, a descubrir cada espacio de mi
comunidad, respetando a cada uno de los actores de ella, pero principalmente
saber que nada es igual, es mejor que ayer y menos que mañana.
Gracias.
[1] Frase
célebre del presidente de la transición Patrico Aylwin Azocar, (1990.1994)
indicando de facto el poder que conserva el régimen dictatorial de Augusto
Pinochet Ugarte aún luego de entregar la banda presidencial al presidente del
senado en el traspaso de mando.
[2] Tesis
presentada en Congreso Pedagogía 2011 en La Habana, Cuba. Experiencia trabajada
en mesa de Participación y comunidad.
[3] La ley 19.979 de Jornada
Escolar Completa Diurna crea Los Consejos
Escolares
para todos los establecimientos subvencionados del país. Su formación es
obligatoria, por lo que no se podrá prohibir su constitución.
[4] Su
misión es guiar y apoyar las iniciativas consensuadas por los estudiantes, no
tiene carácter de influyente en la toma
de decisiones.
[5] Su
misión es guiar y apoyar las iniciativas consensuadas por los padres, madres y
apoderados, no tiene carácter de
influyente en la toma de decisiones.
[6] Denkberg Ariel, Cesca
Patricia. “Política y Educación” , clase 14 de Diplomado. Crisis del discurso
neutralista.
[7]
Denkberg Ariel,
Cesca Patricia. “Política y Educación” , clase 14 de Diplomado.Saberes y
sujetos políticos.
[8]
Denkberg Ariel,
Cesca Patricia. “Política y Educación” , clase 14 de Diplomado. Saberes y
sujetos políticos.
[9]
Denkberg Ariel,
Cesca Patricia. “Política y Educación” , clase 14 de Diplomado. Saberes y
sujetos políticos.
[10] El politólogo español Ludolfo Paramio (2005) se pregunta por qué los
latinoamericanos tienden a descreer de la democracia en mayor medida que los
europeos o los africanos. Propone que la respuesta tal vez se halle en la
histórica y la extrema desigualdad
social de la región y en las políticas públicas clientelares, que
constituyen la principal modalidad de distribución de los recursos estatales
[11] Denkberg Ariel, Cesca
Patricia. “Política y Educación” , clase 14 de Diplomado
[12] La Facultad de Filosofía y
Humanidades dirigió la enseñanza primaria nacional hasta 1860, y la secundaria
hasta 1927.
[13]Ver información y
material disponible on line en
http://www.memoriachilena.cl/temas/dest.asp?id=intelectualessociedaddelaigualdad
[14] En 1857, el
parlamentario Enrique Cood declaraba: "haciendo descender la instrucción
sin discernimiento y con excesiva liberalidad sobre las clases inferiores, ella
inspirará a los jóvenes que la reciban disgusto por su estado, desprecio por
sus iguales, y el envanecimiento de una superioridad engañosa, que les hará
mirar con tedio el trabajo manual, el servicio doméstico, y aún el ejercicio de
aquellas artes honrosas pero humildes, que nos proporcionan la satisfacción de
las primeras necesidades de la vida".
[15] Labarca Amanda, Op.
Cit
[17] Zibechi, Raúl. “Entre el golpismo y la democracia vigilada” En www.surysur.net
[18] Pierre Rosanvallon (2007) plantea que la desconfianza de los ciudadanos
hacia los políticos es un gesto político, más que signo de apatía
[19] Denkberg
Ariel, Cesca Patricia. “Política y Educación”, clase 14 de Diplomado.
Reconstruir la política.
[20] Se indica de
esta forma para menoscabar a los jóvenes señalando su apatía política y nulo
compromiso cívico. Generalmente en los sectores más vulnerables del país.